Daily Devotionals

Devotional: April 25th

“No me lavarás los pies jamás”

( 13:8).

El Seρor Jesϊs se ciρσ una toalla y luego puso agua en un lebrillo, preparαndose para lavar los pies a Sus discνpulos. Cuando se acercσ a Pedro, ιste dijo enfαticamente: “No me lavarαs los pies jamαs”.

ΏPor quι? ΏPor quι Pedro no quiso someterse a este bondadoso ministerio del Seρor? Quizαs se sintiσ indigno de que su Seρor le sirviera. Pero posiblemente su actitud fue de orgullo e independencia. No quiso ponerse en la posiciσn de recipiente; no querνa depender de la ayuda de nadie.

Esta misma actitud es el principal impedimento de que mucha gente se salve. Quieren ganar la salvaciσn por sus propios mιritos, y se resisten a recibirla como un don gratuito de la gracia; sienten que esto les rebaja en su dignidad. No quieren sentirse en deuda con Dios. Pero: “Aquel que es demasiado orgulloso para endeudarse infinitamente jamαs podrα ser cristiano” (James S. Stewart).
Aquν hay tambiιn una lecciσn para los que ya son cristianos. Todos nos hemos encontrado alguna vez con creyentes que son dadores compulsivos. Siempre estαn haciendo algo por los demαs. Sus vidas se derraman sirviendo a sus parientes y vecinos. Merecen ser alabados por su generosidad. ΅Pero hay una mosca en el perfume! Nunca quieren ser recipientes, ni permiten que nadie haga nada por ellos. Han aprendido a dar generosamente pero no han aprendido a recibir de gracia. Disfrutan la bendiciσn de ministrar a los demαs, pero les niegan la misma bendiciσn a los demαs.

El mismo Pablo se mostrσ como un recipiente agradecido de los dones de los filipenses. Al darles las gracias decνa: “No es que busque dαdivas, sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta” ( 4:17). Pensaba mαs en la recompensa de ellos que en su propia necesidad.

“Se cuenta del sr. Westcott que, cerca del fin de sus dνas, decνa que habνa cometido un gran error. Pues aunque siempre habνa estado dispuesto a trabajar por los demαs hasta el lνmite de su capacidad, nunca permitiσ que otros lo hicieran para ιl, y como resultado habνa perdido algunos ingredientes de dulzura y realizaciσn. No se habνa permitido a sν mismo la disciplina de recibir muchas bondades que no podrνan ser correspondidas” (J. O. Senderos).

Un poeta desconocido lo resumiσ bien al escribir:

Tengo por grande a quien, por causa del amor,
Puede dar con corazσn ardiente y generoso;
Pero el que toma por causa de la dulzura del amor,
Le tengo por mαs generoso aϊn y no orgulloso.

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